Carretera principal [1] por J.C.Indart

            Mi conjetura sobre Lacan en el siglo XXI es la misma que me hice en 1979 para el siglo XX, a saber, que Lacan podía ser una gran ruta , una carretera principal, tan extensa como la extensión de los mercados que se avecinaba. La conjetura no era que podía ser un caminito vecinal que llegase a  no sé qué otra gran ruta, sino que ella misma estaba destinada a ruta principal.

            Los hechos me demuestran que ese instante de ver, pionero, no era aislado. Era relativo a gente con cierto esfuerzo intelectual, con cierta antipatía por la explotación del hombre por el hombre, y con cierta simpatía con algún proceso de emancipación realizable en cada cual. Y por ese ‘en cada cual’ uno entraba, con su singularidad desgarrada, en la promesa laboral psicoanalítica de Lacan.

            En 1980, en Caracas, fue el tiempo de comprender que uno, Jacques-Alain Miller, quien tenía ya su equipo, había llegado al momento de concluir, encarnando el deseo de realizar esa conjetura, conduciéndola.

            Muchos colaboraron en esa nueva carretera que obtuvo su nombre con la creación de la AMP, con la mano de la Fundación del Campo Freudiano ya creada por Lacan. En El Secreto de los Dioses, el 21 de marzo de 2005, J.A. Miller, numerando sus fuerzas, nos dice: “La AMP, que creé en 1992 y dirigí durante diez años, es una vasta red internacional que hasta el presente se ha consagrado exclusivamente a la clínica y la formación psicoanalíticas. Constreñidos hoy a entrar en política para combatir los TCC y la cultura de la evaluación, numerosos de sus miembros, soldados por un trabajo común  comenzado hace treinta años, constituyen una fuerza que no tiene mucho equivalente en el mundo…”

            Yo le escuché personalmente decir lo mismo en 1992, a pocas horas de la creación de la AMP. Parecía ilusión exagerada.

            Pues bien, en 2011, no sólo para ese combate, sino para pedir la liberación de una colega psicoanalista de Siria, Rafah Nached, encarcelada por la dictadura de su país, Miller movilizó esa fuerza, que respondió mucho, según cada cual, en la medida de sus posibilidades, con resultados enormes, con resultados de gente importante en la política y en la cultura que vinieron hacia nuestra ruta, que dejaron en diversos lugares la firma de su asentamiento, que se alegraron mucho cuando ella fue liberada.

            Para mí, ese es un primer acontecimiento Lacan siglo XXI.

            Se preparan muchos otros, que no son universales, que son relativos a los síntomas del siglo XXI que se puedan interpretar analíticamente, desde la orientación lacaniana, con eficacia en las consecuencias. Tuve la oportunidad de ver las últimas tapas de las principales revistas de EEUU, Brasil, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y España y no hay tema, desde el acoso a la privacidad hasta los conflictos bélicos que se preparan, pasando por el ascenso de la ‘ansiedad’ y el descenso de los liderazgos, sobre el que no haya lo justo para decir desde la enseñanza de Lacan.

            Aquí, el segundo acontecimiento del Lacan siglo XXI, que surge junto al primero, es el diario digital Lacan Quotidien.

            ¿Por qué digo que es un acontecimiento?

            No es por la creación de ese medio, sino por lo que ahí se escribe.    

            Allí se están elaborando estrategias y tácticas nuevas desde la política del psicoanálisis prevista por Lacan.

            Por ejemplo, lo más sorprendente. Que se decide sostener el acto político con nombre y apellido por el que un político define su acción. Y se valora como a un analista al que leyó la situación de Libia y con su interpretación consiguió que el presidente de Francia asumiese en acto una intervención bélica contra un dictador finalmente enloquecido. Pero para señalar enseguida que queda mucho por hacer, porque los nuevos movimientos de agitación referidos a las redes de internet se presentan acéfalas, y desde Lacan se puede sostener que el ocultamiento de un S1 hará del anonimato de la organización terrorista el único partener del anonimato de la gestión burocrática evaluadora. Eso va en contra de las últimas ilusiones del pensamiento de izquierda, el de un sujeto supuesto saber puesto en los agrupamientos activos “espontáneos” favorecidos por las nuevas tecnologías informáticas. Será un debate en el que hay que estar. Mientras tanto uno lee que la Universidad Popular Jacques Lacan anuncia un seminario dedicado a elaborar una doctrina lacaniana… sobre la guerra.

            Aún a mis años eso me entusiasma, para reconducir un poco la inversión de la máxima de Clausewitz realizada por Foucault, y porque habrá que enfrentar la cuestión en el siglo XXI.

            Y hay mucho más.

            Hay la conmovedora presencia de Lacan en presentaciones de enfermos en China.

            Hay la interpretación del discurso que somete a los trabajadores de los medios de comunicación masiva a lo peor.

            Hay la rápida interpretación de los grandes delirantes del siglo XXI, los que imaginan una transhumanidad, o los que imaginan una ley estadística de disminución de la violencia, o los que persisten en el panopticón.

            Hay la palabra que acerca la singularidad artística a la carretera principal.

            Hay el reconocimiento de ciertos textos en los que se lee que ha habido un pase, por fuera de nuestros dispositivos.

            Hay una llamada a la carretera principal, que es principal porque la no escritura de la relación sexual no es máxima monótona, sino principio de acción e invención de saber.

            En resumen, no tengo ideas ni calculadas ni proféticas sobre Lacan en el siglo XXI. Me gusta un párrafo de la Vida de Lacan, de Miller, en el que se refiere a su doble cara: la de persistir sólo en su camino de invención de matemas, y la de ir a buscar a los demás para interesarlos en ese camino. La práctica analítica y los matemas son los pilares de esta carretera que podemos hacer principal.

            Sólo he querido subrayar lo que me parece nuevo hoy sobre el tema.

            Lacan quotidien está mayoritariamente en francés. Sería bueno seleccionar algunos de sus escritos, traducirlos, difundirlos, convocar a estudiarlos y discutirlos, incluirlos ya para nuestra formación. Eso podría reavivar a una generación de analistas del siglo XX, en la que me incluyo, fácilmente dispuesta a pasear por los caminitos vecinales de los recuerdos.

[1] Este texto fue leído durante el II Coloquio de la Orientación Lacaniana, realizado en Buenos Aires el 9 de diciembre de 2011, en la mesa titulada: Jacques Lacan en el Siglo XXI

 

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